La bolsa ganó un 18% en 2005
Desde
bueno hasta brillante. Es precisa una amplia gama de calificativos, pero casi exclusivamente positivos, para calificar el año bursátil que se cerró ayer.
La
bolsa española, con una revalorización del 18,2% para el Ibex 35, se despide en un punto intermedio en el escenario general de los mercado: muy por encima del 3% que avanzaba el S&P 500 –el índice más representativo del mercado estadounidense– a media sesión, y muy lejos de la subida del 40,24% anotada por el Nikkei japonés.
Si se compara con el comportamiento de las plazas europeas, la española aparece también rezagada. Los índices selectivos de las bolsas alemana y francesa se han apreciado un 27% y un 23%, respectivamente.
El mal
momento bursátil que atraviesa Telefónica –el segundo valor con más peso en nuestro mercado– ha tenido mucho que ver en el resultado relativamente peor de la bolsa española.
El año deja, en todo caso, un buen sabor de boca. Hace doce meses, nadie apostaba por un rendimiento tan elevado para la renta variable. El entorno económico no inspiraba un derroche de optimismo. La persistente inestabilidad en Oriente Medio y la demanda mundial de energía presionaban
al alza el precio del petróleo, añadiendo aún más incertidumbre. Además, las bolsas llevaban dos años de subidas y se anticipaba una parada o, al menos, una desaceleración importante del ritmo de la escalada. Con este panorama, las previsiones de los expertos acerca de la revalorización de la renta variable apenas llegaban a los dos dígitos.
Como ocurre a menudo, la decisión de los inversores ha sido otra.
Lógica
Las subidas –y las bajadas– de la bolsa no se explican sólo con la lógica económica. Es cierto que este año, las cifras de crecimiento económico han sorprendido al alza. El PIB mundial ha crecido a un ritmo del 4,2%, cuando, al principio de 2005, se esperaba que llegaría al 3,6%. Pero esta fortaleza de la economía mundial no ha desterrado los problemas estructurales de los últimos años: el déficit por cuenta corriente y fiscal de EEUU, la falta de reformas estructurales y el restraso de la integración política en la UE, el alto endeudamiento familiar en ambos lados del Atlántico y las tensiones inflacionistas, por poner algunos ejemplos.
Por otro lado, han persistido los focos de incertidumbre con los que se inició el año. Y, además, los inversores internacionales se han encontrando con graves imponderables, como los atentados terroristas de Londres o el devastador huracán Katrina. Nada de esto ha desanimado las compras en bolsa.
Con excepción de Estados Unidos, donde la rebaja de la calificación crediticia de General Motors –durante muchos años icono empresarial del mundo– hasta el nivel de bonos basura ha pasado una cara factura en los índices bursátiles, la renta variable internacional ha tenido un comportamiento espléndido.
¿Qué ha jugado a favor de las bolsas? Lo primero que señalan los expertos es que no hay alternativa a la
renta variable. Los niveles históricamente bajos de los tipos de interés –pese a las ocho subidas en los estadounidenses, hasta el 4,25%, y de un cuartillo de punto– en Europa, hasta el 2,25 deslucen el rendimiento de la renta fija.
Por otra parte, las bolsas –especialmente las europeas– presentaban unas valoraciones muy atractivas. Ligado a esto, hay que mencionar que los resultados empresariales han sorprendido con crecimientos mayores de lo esperado –del 10% previsto al inicio de 2005, hasta por encima del 15% en Estados Unidos y más del 20% en Europa–, lo que ha aflorado oportunidades de inversión en acciones a precios muy bajos en relación con los beneficios. Esta tendencia poco frecuente –los analistas de Urquijo Bolsa señalan que lo habitual es unas previsiones de consenso excesivamente optimistas que se revisan a la baja a lo largo del año– ha servido como catalizador de los mercados durante buena parte del año.
Mercado español
2005 ha sido el año de los pequeños y medianos valores en el mercado español. Varias decenas de ellos han batido ampliamente la rentabilidad media de la bolsa y nueve compañías han más que duplicado su cotización.
El fuerte repunte de este tipo de compañías es un fenómeno conocido en la bolsa. Son los valores que más tiran después de los batacazos bursátiles. El movimiento que se ha visto en los últimos doce meses arranca desde 2003, cuando el mercado empezó a recuperarse del estallido de la burbuja tecnológica y la posterior entrada en barrena de la economía. Pero el espectacular comportamiento de las compañías de pequeña y mediana revalorización llevan asociados este año dos cuestiones importantes.
El gran interés de los inversores en este tipo de valores ha conducido a la creación de dos nuevos índices de la bolsa española, el Ibex Small Cap y el Ibex Mid Cap, que empezaron a funcionar el pasado 1 de julio. Por otra parte, la avalancha de compras de acciones de estas compañías tiene mucho que ver con la creciente actividad de los fondos de capital riesgo, lo que se ha convertido en un factor determinante este año en el mercado.
Cerrado el año, es el momento de mirar hacia delante. Los analistas creen que la inversión en renta variable seguirá siendo atractiva durante 2006 porque no hay otros activos que le hagan competencia. Pronostican subidas del Ibex 35 en torno al 10%. Y mantienen a los grandes valores en las carteras modelo, a la espera de que retomen de una vez las riendas del mercado.